Entonces solo era una niña, tenia tan solo 12 años y me faltaba muy poco para cumplir los 13. Estaba muy acostumbrada a que septiembre fuese un mes alegre y festivo, eso de las fiestas patrias, cueca y empanada. El cuento patriótico volvía a nuestra memoria y demás.
Pero ese año las cosas no serian lo mismo, la situación no era fácil, y se veía venir la catástrofe.
Los de derecha nunca aceptaron ni aceptaran a un mandatario izquierdista, y era de esperarse que tomaran cartas en el asunto al tener al tal Allende en el gobierno. Obviamente debían preocuparse de los suyos, los otros viejos ricos, y acartuchados derechistas, y es que supuestamente para lograr el orden era lo mejor, eso de bombardear la cuidad por el bien del país y nunca se sintieron villano, claro que no, ¿como se les ocurría?, ellos eran los héroes del asunto. Mucho menos se sintieron como empresarios culpables, nunca admitieron la guerra que le hicieron a allende, nunca lo apoyaron.
Y después del golpecito no encontraron nada mas fácil y bonito que arrestar, encerrar, masacrar, y hasta matar a sus ciudadanos, si , a esos alborotadores, que quizas pagaron muy caro el sueño d lograr igualdad, esa utopia que se había puesto de moda con el tal Marc, o mars, o marx, daba igual, ellos no sabían mucho de eso, pero si sabían que querían nuevas cosas. Por el solo hecho de pensar distinto pagaron caro.
Y llegaban los señores milicos con sus bototos negros y sus terribles armas y agarraban a cuanto pobre pelagato encontraban en la calle, esos que andaban violando el toque de queda, y solo porque les daba la gana de que fueran sospechosos lo eran. Y ahora piden olvidar, piden conciliar, que estamos en otros tiempos, que eso ya paso.
Y para colmo, creen que el dolor que causaron, los malos ratos a las familias y a los que fueron sus víctimas va a ser olvidado así de fácil, con unos piojentos pesos que les dan.
Y ahora, aquí mirando la moneda, me acuerdo de mi pobre viejita, que lloraba a gritos al viejo, que sin culpa alguna se perdió no mas, así de fácil. Y después apareció en el río, como muchos otros, solo porque andaba e sus parrandas haciendo quizás que cosa. Y que rabia, pobre viejo, sin culpa, sin querer ser alborotador, se fue de disparo, siendo de derecha, murió como un comunista cualquiera.
Desde la cama, mirando la televisión, y ese programa del canal nacional, que muestra a cada rato como se veía la flamante palacio de la Moneda. Con los impactos de los tanquetazos, toda humeante, incendiado. Conmemorando hoy los 30 años desde que ocurrió el golpe, ese 11 de septiembre en que todo cambio. En que mi familia se desmorono, y paso de apoyar a la derecha a odiarla. Después de eso perdimos al viejito.
El pobre había perdido la empresa porque la economía estaba mal. Y se enrabiaba con el Allende ese que estaba dejando la embarrada, y las demás empresas se comieron a la del viejo. Y dejamos los colegios particulares para conocer los del populacho, y nos miraban feo a mis hermanos y a mi. Y mi pobre viejita se puso a trabajar, mientras que en su vida lo había hecho.
Y el viejo se puso a trabajar en lo que venia, como la mayoría de los ciudadanos mal pagados, con esos salarios insignificantes. Y un día que quizo salir de la rutina, lo agarra el toque de queda.
No se porque veo estos programas, me ponen melancólica y llorona. Da pena recordar. Mejor apago el televisor, me tomo un cafecito y trato de olvidar.
Pero ya se que es imposible, y pobre papito, si hasta yo merecía mas una cosa aso. Ellos querían a los de izquierda, el no merecía morir así, yo soy la marxista aquí. La única d la familia que no vota por derecha, la que no olvido lo que paso, o mejor dicho no se hace la tonta. Mis hermanos ahora tienen una vida como la que perdimos un día, y se olvidaron de lo que paso, ahora luchan por lo mismo que cada empresario, tratan de sacar a flote la empresa familiar, de la cual obviamente no soy parte.
Ellos eran mas grandes y les toco mas duro sobrellevar la situación. Terminaron la media y tuvieron que trabajar, yo tuve mas suerte porque pasados los años en casa había mas plata y me pagaron el instituto, después estudie ingeniería c., y mis hermanos me recalcan que gracias a ellos estuve en ese instituto y luego llegue a lo que soy. Y aunque era pequeña me acuerdo, y me acuerdo de mucho mas que ellos de lo que nos toco vivir como a muchos otros que ahora miran en menos.