II
Mane abrió la puerta, y se encontró como esperaba a Andrea tras ella, la saludo como si nada ocurriera y la invito a pasar. Andrea entro a la casa algo desconfiada de tanta naturalidad en el rostro de su tía, la saludo y pregunto si podía ir a ver a su hermanito.
Habían momentos en que Andrea parecía una niña normal, una gran lucidez aparecía en su carita de porcelana y en sus palabras que no dejaban jamás de ser palabras de una niña que pretendía parecer un adulto. Y justamente en el momento en que su pequeña mente modelaba el plan mas descabellado dejaba a las apariencias la inocencia de una niña indefensa.
Caminaron la tia junto a la niña hacia la habitación dispuesta para el pequeño Javier. Al entrar encontraron al niño placidamente dormido en la cunita que Mane había comprado para el. Andrea se acerco cuidadosamente a su hermanito y le acaricio el pelito, luego miro a su tía y le dijo:
-Extrañaba tanto a mi hermanito que no pude evitar venir a verlo, me costo muchísimo llegar hasta acá, pero lo logre. Quizás la tía Mariela estará enojada conmigo, o preocupada, pero ella no entiende que no nos pueden separar a mis hermanos y a mi.
-Andreita, es importante que veas a tu hermanos, pero no puedes llegar y escapar de casa de Mariela de esta forma. Todos están muy preocupados por ti y por tus hermanos. Pero debes entender que no podemos tenerlos a todos juntos.
-Si, si ,si ,si. Yo se que es difícil eso tía. Pero yo siempre me he preocupado de la leche de mis hermanos, del pañal del Javi, de las trenzas de la Antonia, de darles desayuno, de vestirlos… mi mamita siempre esta cansada, y triste. Siempre se toma botellas llenas de ese remedio que le da sueño, y duerme todo el día. Y en la noche tiene que salir… a trabajar. Nunca he entendido porque las mamas de mis amigas del barrio trabajaban de día y mi mama de noche. Pero tal vez no es tan extraño como me parece.
-A pesar de que eres capaz de hacer todos cuanto necesiten tus hermanos, debes entender que solo tienes 10 años, y a tu edad los niños juegan, hacen cosas de niños, y no es justo que no puedas gozar de los juegos como los demás niños. Por eso con tus tías decidimos que lo mejor era que se quedaran con nosotras… el problema es que no podemos tenerlos a todos juntos en una casa por ahora. Tu entiendes, ¿cierto?, pequeña.- mientras Mane le hablaba a Andrea le hacia cariño en la cabecita, y esta se dejaba acariciar felizmente.
-Pero tía, ¿porque no se queda usted conmigo y la Antonia y el Javier? ¿Por qué tiene que estar Javier con usted, la Antonia con la tía Agustina y yo con la tía Mariela?, así seria todo mas fácil…
-Eso es algo que debemos conversar, luego tomaremos decisiones. Sabemos que lo mejor es que estén todos juntos, pero aun no sabemos donde. Solo ha pasado una semana desde que… - Mane balbuceo algunas silabas, pero no lograba encontrar las palabras justas para seguir explicando la situación a su sobrina. Solo había pasado una semana desde que habían encontrado el cuerpo inerte de Pamela, la madre de Javier, Antonia y Andrea. Había sido una semana muy agitada, el llanto de la abuela de Andrea, los policías de investigaciones haciendo insensibles preguntas a la pequeña, llantos de los vecinos, conversaciones, preguntas sin respuestas. ¿Quién se queda con los niños?, y nadie se hacia responsable.
Más bien nadie quería hacerse cargo de una responsabilidad tan grande como era cuidar a sus sobrinos. La escena estaba marcada en la mente de todos, y mucho mas profundo en la de la pequeña Andrea.
Ese día martes Andrea se había levantado como de costumbre a tapar a su madre que siempre estaba dormida sobre el cubrecama, para luego preparar el desayuno de sus hermanitos. Pero al ir a la habitación de su madre no la encontró. Busco e la cocina, en el baño, y cuando salio al patio de la casa vio a su madre dormida al lado del ventanal que daba al comedor. Lo cual no le pareció muy extraño, ya que varias veces su mama se quedaba dormida en el patio, o en la cocina o en el baño, siempre junto a su botella de “remedio”. Entonces fue a moverla para que se despertara y así la pudiera conducir hacia su cama. Pero la movía y la movía y Pamela no despertaba. Además Andrea observo que su mamá tenía un cordel atado a su cuello, lo cual le pareció aun mas extraño. Una vez en una película había visto como castigaban a un tipo malo atándole un cordel al cuello, y eso la aterrorizo, ya que al parecer el tipo malo ese había muerto. Pero quizás descartar tal idea pues su mamita no era mala. Luego de mucho insistir Andrea se preocupo mucho mas, pues eso no era normal.
Ni siquiera salían reclamos ininteligibles de la boca de su madre, ni un movimiento, ni una queja porque la estaban despertando… Pamela no reaccionaba.
Andrea corrió hasta el teléfono, y llamo a su abuela, único familiar que iba de visita a su casa. La abuela contesto el teléfono, algo dormida, y Andrea le contó que no sabia como llevar a su madre hasta su habitación, pues le preocupaba que se resfriara estando dormida en el frió patio trasero de la casa. Además le contó que su mamá se había puesto un extraño collar de cordel al cuello y lo haba amarrado a la reja de la protección del ventanal. Al escuchar las inocentes palabras de Andrea la abuela soltó un grito de desesperación y le dijo que se quedara tranquila que iba de inmediato hasta allá.
continuará...
Habían momentos en que Andrea parecía una niña normal, una gran lucidez aparecía en su carita de porcelana y en sus palabras que no dejaban jamás de ser palabras de una niña que pretendía parecer un adulto. Y justamente en el momento en que su pequeña mente modelaba el plan mas descabellado dejaba a las apariencias la inocencia de una niña indefensa.
Caminaron la tia junto a la niña hacia la habitación dispuesta para el pequeño Javier. Al entrar encontraron al niño placidamente dormido en la cunita que Mane había comprado para el. Andrea se acerco cuidadosamente a su hermanito y le acaricio el pelito, luego miro a su tía y le dijo:
-Extrañaba tanto a mi hermanito que no pude evitar venir a verlo, me costo muchísimo llegar hasta acá, pero lo logre. Quizás la tía Mariela estará enojada conmigo, o preocupada, pero ella no entiende que no nos pueden separar a mis hermanos y a mi.
-Andreita, es importante que veas a tu hermanos, pero no puedes llegar y escapar de casa de Mariela de esta forma. Todos están muy preocupados por ti y por tus hermanos. Pero debes entender que no podemos tenerlos a todos juntos.
-Si, si ,si ,si. Yo se que es difícil eso tía. Pero yo siempre me he preocupado de la leche de mis hermanos, del pañal del Javi, de las trenzas de la Antonia, de darles desayuno, de vestirlos… mi mamita siempre esta cansada, y triste. Siempre se toma botellas llenas de ese remedio que le da sueño, y duerme todo el día. Y en la noche tiene que salir… a trabajar. Nunca he entendido porque las mamas de mis amigas del barrio trabajaban de día y mi mama de noche. Pero tal vez no es tan extraño como me parece.
-A pesar de que eres capaz de hacer todos cuanto necesiten tus hermanos, debes entender que solo tienes 10 años, y a tu edad los niños juegan, hacen cosas de niños, y no es justo que no puedas gozar de los juegos como los demás niños. Por eso con tus tías decidimos que lo mejor era que se quedaran con nosotras… el problema es que no podemos tenerlos a todos juntos en una casa por ahora. Tu entiendes, ¿cierto?, pequeña.- mientras Mane le hablaba a Andrea le hacia cariño en la cabecita, y esta se dejaba acariciar felizmente.
-Pero tía, ¿porque no se queda usted conmigo y la Antonia y el Javier? ¿Por qué tiene que estar Javier con usted, la Antonia con la tía Agustina y yo con la tía Mariela?, así seria todo mas fácil…
-Eso es algo que debemos conversar, luego tomaremos decisiones. Sabemos que lo mejor es que estén todos juntos, pero aun no sabemos donde. Solo ha pasado una semana desde que… - Mane balbuceo algunas silabas, pero no lograba encontrar las palabras justas para seguir explicando la situación a su sobrina. Solo había pasado una semana desde que habían encontrado el cuerpo inerte de Pamela, la madre de Javier, Antonia y Andrea. Había sido una semana muy agitada, el llanto de la abuela de Andrea, los policías de investigaciones haciendo insensibles preguntas a la pequeña, llantos de los vecinos, conversaciones, preguntas sin respuestas. ¿Quién se queda con los niños?, y nadie se hacia responsable.
Más bien nadie quería hacerse cargo de una responsabilidad tan grande como era cuidar a sus sobrinos. La escena estaba marcada en la mente de todos, y mucho mas profundo en la de la pequeña Andrea.
Ese día martes Andrea se había levantado como de costumbre a tapar a su madre que siempre estaba dormida sobre el cubrecama, para luego preparar el desayuno de sus hermanitos. Pero al ir a la habitación de su madre no la encontró. Busco e la cocina, en el baño, y cuando salio al patio de la casa vio a su madre dormida al lado del ventanal que daba al comedor. Lo cual no le pareció muy extraño, ya que varias veces su mama se quedaba dormida en el patio, o en la cocina o en el baño, siempre junto a su botella de “remedio”. Entonces fue a moverla para que se despertara y así la pudiera conducir hacia su cama. Pero la movía y la movía y Pamela no despertaba. Además Andrea observo que su mamá tenía un cordel atado a su cuello, lo cual le pareció aun mas extraño. Una vez en una película había visto como castigaban a un tipo malo atándole un cordel al cuello, y eso la aterrorizo, ya que al parecer el tipo malo ese había muerto. Pero quizás descartar tal idea pues su mamita no era mala. Luego de mucho insistir Andrea se preocupo mucho mas, pues eso no era normal.
Ni siquiera salían reclamos ininteligibles de la boca de su madre, ni un movimiento, ni una queja porque la estaban despertando… Pamela no reaccionaba.
Andrea corrió hasta el teléfono, y llamo a su abuela, único familiar que iba de visita a su casa. La abuela contesto el teléfono, algo dormida, y Andrea le contó que no sabia como llevar a su madre hasta su habitación, pues le preocupaba que se resfriara estando dormida en el frió patio trasero de la casa. Además le contó que su mamá se había puesto un extraño collar de cordel al cuello y lo haba amarrado a la reja de la protección del ventanal. Al escuchar las inocentes palabras de Andrea la abuela soltó un grito de desesperación y le dijo que se quedara tranquila que iba de inmediato hasta allá.
continuará...
1 Comments:
OMG!!! que brigia la wea! que pena!!!
que extraño como vas contando el relato dando a conoser lo sucedido pero con otros nombres original... impactante ta re weno!!!!
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